En el proceso de creación se suceden los aciertos, errores y hallazgos.
Del intento de armonizar los aspectos visuales y psicológicos, buscando un equilibrio entre lo real e imaginado, surge la obra acabada.
La composición sustenta la obra y ordena
el caos, buscando cierta (aparente) lógica en un laberinto de imágenes.
El estudio es también un taller y un laboratorio, el lugar donde
se analiza y reflexiona, se investigan técnicas y materiales para
plasmar sobre un soporte colores y formas.
Todo lo que el ojo ve y retiene la mente, es sometido a una experimentación personal mientras se comprueban sensaciones.
La mezcla de elementos plásticos, los contrastes y disonancias, responden a una visión subjetiva que trata de reflejar la variedad y dinamismo del mundo actual.